jueves, 19 de julio de 2018

Causas y azares de nuestro sistema de justicia


Cuando acabe este verso que canto yo no sé —yo no sé, madre mía—si me espera la paz o el espanto, si el ahora o si el todavía.
Pues las causas me andan cercando cotidianas, invisibles.Y el azar se me viene enredandopoderoso, invencible.
Silvio Rodríguez, canción Causas y Azares

A consecuencia del escándalo que se ha producido por la propalación de  diversos audios por IDL Reporteros, se ha hecho de público conocimiento lo que las personas que por alguna razón han acudido al Poder Judicial ya sabían, y es que en esta institución además de ser la ineficiencia una regla casi sin excepciones, de tener una sobrecarga de trabajo que se acumula año a año rompiendo todos los días records impensables en la duración de procesos, es además un caldo de cultivo para la corrupción en todos sus niveles, y como en todo ámbito,  donde se corrompe el Jefe el  subordinado sigue su ejemplo; en consecuencia,  la obtención de justicia dentro de plazos razonables es una utopía que ni el más crédulo de los justiciables piensa sea posible.
Para la sociedad es muy grave que el Sistema de Justicia no funcione, esto produce una gran cantidad de externalidades negativas, por ejemplo, el mejor argumento de un deudor hoy es “demanda, y veamos cuando me ganas”, uno puede tener la razón pero el precio de hacerla valer es tan alto, que quien esta protegido es el el moroso y el sinvergüenza; y, es tan dramático el escenario, que aquel refrán que dice  “más vale un mal acuerdo que un buen juicio”, en el Perú no se aplica, porque va a ser muy difícil tener un buen juicio.
“Doctor pero dígame usted, el tema esta claro ¿no?, ¿voy a ganar de todas maneras?, señor su tema esta muy claro, pero en el Poder Judicial todo se vuelve opaco y puede suceder cualquier cosa”, la incertidumbre, gran enemigo de la justicia, es una regla en nuestro sistema que prioriza las formas para evitar entrar en razones, el juez muchas veces carece del conocimiento técnico para resolver la controversia, o delega el caso a un segundo que puede que no sea siquiera abogado, tenemos muchos jueces que no son titulares y rotan por los juzgados al antojo de los superiores, pasan los años y el juez que sentencia probablemente no sea el mismo que aquel que  estuvo en las audiencias o quien escuchó los debates orales de los abogados, además tiene tanta carga de trabajo atrasado que sentencia con lo que superficialmente entiende del expediente, por estas y muchas razones más cuando un abogado debe predecir el resultado final de un proceso, además del análisis técnico del “debe ser” , se ve obligado a hacer el ejercicio del “como es”, que esta lleno de eventualidades y en el que el albur tiene un gran protagonismo.
¿Hay buenos jueces?, por supuesto que sí, y hay que protegerlos, son una luz de esperanza en esta oscuridad y luchan desde dentro que es lo más difícil, de lo que no estoy seguro es de si  son concientes que este sistema como esta es inviable. Podrían haber más de los buenos jueces, pero el Consejo Nacional de la Magistratura (CNM), ente encargado la selección, nombramiento, ratificación y destitución de los jueces y fiscales de todos los niveles, no cumple su función; por el contrario, se ha convertido en  una cofradía muy poderosa, que es servil al poder y a intereses personales, los cuales sobrepone a los intereses y necesidades del colectivo social.
En la justicia privada- el arbitraje-,  sucede que el mercado premia al árbitro probo y experto, ¿cómo?, se les designa en más arbitrajes, lo que implica que  además de tener mejores ingresos, su prestigio crece, y la confianza en él se vuelve tan sólida, que muchas veces no importan las relaciones que pueda haber tenido con las partes, o la amistad con determinado abogado, porque uno sabe que antes que todo va a cuidar su imagen y buena fama. En el sistema judicial esto no sucede, para los jueces tener más trabajo solo significa más carga y menos tiempo para resolver y estudiar, su prestigio o su mala fama no es lo que los va a diferenciar ante las partes, estos últimos van a tener que someterse a la competencia del juez que el sistema eligió para ellos, elección que se hizo sin tener en consideración las exigencias técnicas de la materia controvertida, o si la complejidad del caso requiere que el juez no tenga mucha carga de trabajo.
Para hacer buena carrera judicial poco importa lo que opinen los justiciables de los jueces, a ellos no se les pregunta, lo que importa es lo que piensan y deciden los miembros del CNM, y los Presidentes de Cortes para las colocaciones en los puestos convenientes; un Juez puede ser muy bueno, o simplemente un desastre, ni lo uno ni lo otro le garantiza el ascenso o salir de carrera, no se premia la eficiencia, el prestigio es una medalla moral, estamos ante un sistema pernicioso que recorre un camino circular, del cual nunca se sale.
Considero que ni el Presidente del Poder Judicial, ni ningún abogado ni comisión de notables, por más prestigiosas que sean, van a poder contener esta crisis, la verdad es que no recuerdo un Poder Judicial confiable y justo en nuestro país, en mi opinión debería formarse un equipo integrado por profesionales de primera línea y sin incompatibilidades,  que tengan experiencia exitosa en el gerenciamiento de grandes Instituciones, a fin que trace los lineamientos que se deben seguir, en base a criterios de eficiencia y meritocracia,  para la mejor ejecución del servicio de justicia en todo sentido, así como de designación de magistrados, equipo que debería trabajar de la mano de Jueces cuya probidad y experiencia sumen a esa labor, abogados prestigiosos y Universidades a fin de garantizar el respeto al marco legal establecido; sin perjuicio de incentivar la participación ciudadana para la propuestas de soluciones.